El otro día mientras caminaba por
un centro comercial, me encontré con la tienda de zapatos mas extraordinaria
que había visto, y en el momento en que entre vi unos tacones que me
hipnotizaron. Cuando lo recuerdo aun puedo verlos claramente en mi cabeza,
hermosos, delicados, unos zapatos perfectos. Estaba decida a llevármelos a casa
y justo cuando los tome mi mirada se cruzo con esos zapatos que me habían hecho
sentir lo mismo la temporada pasada, había pasado meses y continentes
buscándolos, pero cada vez que los encontraba no estaban disponibles en mi
talla o se habían agotado o cualquier excusa que parecería creíble, pero
finalmente los había encontrado en mi talla. Sabia que eventualmente tendría
que tomar una decisión pero también sabia que tenia tiempo, entonces seguí
caminando por los pasillos. Decidí
probarme los zapatos que me habían hipnotizado esa mañana, y cuando comencé a
caminar con ellos me sentí extraña, insegura, definitivamente no lo que
esperaba ni mucho menos lo que había imaginado. Pero en el momento en el que di
el primer paso con los zapatos de la temporada pasada en mis pies, sentí magia,
se creo en mi una necesidad tremenda de llevarme esos zapatos a casa pero de
pronto el hechizo se rompió… en el talón comencé a sentir una molestia y aunque no puedo describir la sensación, se
que era incomodo.
Me senté a pensar las cosas mas
detenidamente, bastante detenidamente de hecho, pase horas en ese sillón. No
podía decidir que quería o necesitaba… no podía decidir que zapatos podrían
hacerme sentir segura y capaz. Sabia que los de la nueva temporada me hacían
feliz, sin embargo no eran cómodos y por el otro lado tenia mis tacones soñados
, los cuales pase meses buscando, los desee tanto por tanto tiempo, pero ahora
que los tenia en mis pies no estaba tan segura de que fueran para mi. Y de pronto en medio de mi profundo análisis
mis ojos habían cruzado miradas con unos aun mas bellos. En el ultimo rincón
estaban unas hermosas zapatillas de piso, rogándome, coqueteándome, pidiéndome
que los comprara, o que al menos los tomara en cuenta, y así fue. Cuando me los
probé, me sentí yo otra vez, me sentía feliz, ¡sentía que podía volar! Sin presiones,
ningún peso innecesario. Magia pura, al caminar no sentía preocupación alguna,
era como caminar descalza. Y fue entonces que me di cuenta que era mi ultima
oportunidad de obtener mis zapatos de la temporada pasada y que los nuevos se agotarían
pronto… pero la sensación de libertad en mis pies era tan grande que no podía dejarla
ir, así que me aferre a ella y compre las zapatillas de piso.
-La niña de la llave azul.
Chiara Ferragni - 'Flirting' silver glitter slippers |
Publicar un comentario